martes, 12 de septiembre de 2017

Esto (sí) es vida.

(Día 2.517)

Paso a pasó todo llegó.

Lo que pasa es que he sido (y soy) un poco sinvergüenza y, una vez más, me ha costado volver a sentarme y abrir la ventana.

Pero sí. Poco a poco y paso a paso… se sucedieron aquellos tres meses de recuperación y empecé a acostumbrarme a la prótesis, o ella a mí (aún no sé muy bien cómo pasa esto).
Y cuando a penas llevaba un par de semanas libre de muletas, la otra cadera comenzó a quejarse.








Pero eso no cambió el plan de ruta: el 15 de febrero empezaba sí o sí la aventura barcelonesa. ¡Y de eso han pasado ya casi siete meses!

Y… ha merecido la pena.

Es cierto que durante todo este tiempo las quejas de la cadera que me falta por operar han ido en aumento, pero, aún así, merece la pena.

Y es que no pude hacer Erasmus, no había tenido la oportunidad de vivir en el centro de una gran ciudad, aún no sabía lo que era compartir piso con amigos y, por supuesto, hasta ahora había sido bastante difícil elegir cómo quería vivir mi día a día. 

Y ahora (con limitaciones) disfruto de todo eso y mucho más.

Mamá no opina exactamente lo mismo que yo. Menos aún cuando se nos pasan varios días sin hablar… pero los dos siempre caemos en la cuenta de que es una buena señal.



Porque me he perdido por calles a las que no tenía previsto llegar,
he vivido momentos para el recuerdo
y he conocido personas que han dado sentido a toda esta causalidad.

He amanecido en la playa,
he dormido en sofás,
He echado de menos a mi familia,
a los míos,
pero...

Casi siete meses son sólo el principio,
y ahora solo quiero más.
Más, más y más.







Eso sí, queriendo más, en mi cabeza ya empiezan a revolotear la próxima biopsia de médula y la última visita para ponerle fecha a la próxima prótesis. El final de septiembre llega fuerte... 

(Aún no sé si aún estoy preparado para volver a pasar 3 meses en cama aunque tiene pinta de que no se acaba el año sin pasar por el taller. Supongo que volver a Barcelona siempre será un buen objetivo para echarle ganas a eso de recuperarse).

Porque espero que, por fin, este sea el último paréntesis, y después...¡que esto siga siendo vida!

Y si soy menos sinvergüenza de lo que acostumbro, espero pasar pronto por aquí para contar que la médula sigue portándose bien.