viernes, 31 de diciembre de 2010

Día 174



¡Hola de nuevo, pelones! ¿Qué tal? Yo estoy de enhorabuena, el miércoles me dieron el alta y voy a poder pasar lo que queda de fiestas en casa. No será mucho tiempo, pero yo encantado.

Último día del año, se va el 2010, otro más, así sin darnos cuenta.
Este año a mí me deparó una muy mala sorpresa, que conllevó otra muy buena, y esa es a la que quiero dedicar la entrada de hoy.

Debido a la enfermedad el hospital pasó a ser mi segunda casa, bueno, o primera, según como se mire, porque si es por el tiempo que he pasado en una y en otra...
Y al principio el hospital era el más horrible de todos los sitios horribles que yo habría podido imaginar. Pero quienes estaban allí hicieron que mi concepto cambiase en no mucho tiempo (relativamente, claro).
No sólo tenía una segunda casa, si no que poco a poco fui compartiendo mi vida con una segunda familia: GRACIAS, gracias y mil veces gracias a las auxiliares, a los y las enfermeras y a las chicas de la limpieza. Los médicos los dejo para otro día, pero son geniales también (bueno alguna más que otros, jaja).
Como iba diciendo: gracias. Gracias, porque no habrían sido lo mismo tantos y tantos días allí dentro si no te despertasen siempre con la misma sonrisa, siempre con esas ganas de reír. Gracias por venir a mi habitación cada vez que os escaqueáis o cada vez que tenéis un descanso. Gracias por desear no verme en mucho tiempo cada vez que me voy, aunque siempre regrese antes de lo esperado (es que yo también os echo de menos, jajaja). Gracias por bloquearme la habitación cuándo se puede por ser tan jovenzuelo (el más del lugar, jeje). Gracias por la suerte que he tenido de dar con el equipo de la sexta. Y sobre todo gracias por hacerme sentir que no sólo sois enfermeros y enfermeras, tampoco auxiliares, si no que vais más allá, con ese cariño y esa alegría que hace todo muchísimo más llevadero, más fácil y por qué no, a veces hasta bonito.

La sexta planta del Hospital Universitario Príncipe de Asturias es algo que no me hubiese gustado conocer nunca, por la causa obviamente. Pero como me ha tocado conocerla, creo que ha sido una de las mejores consecuencias de todo este rollo.

Por eso os deseo a todos que tengáis una buena entrada y salida de año, pero a los pelones y a la gente de la sexta se lo deseo especialmente.

Que el 2011 nos traiga salud, buenas noticias, y nos de fuerzas para seguir ahí, dándole duro, con ganas y alegría y así poder plantar cara a la enfermedad.

http://www.aeal.es/ (Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia)
http://www.fcarreras.org/es (Fundación Josep Carreras contra la Leucemia)



Foto: Con Pepa la mañana de Nochebuena.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Día 167



!Hola pelones! Siento haber tardado en actualizar, mi intención era hacerlo más seguido, pero tuve ciclo, y luego los efectos secundarios me dieron un poco la lata, y estos días he tenido que pasarlos en el hospital, y nada, hoy he decidido que tocaba sí o sí, que va a perder esto el sentido de ser una especie de diario de a bordo...

Así que desde mi suite de aislamiento voy a contaros algunas de las cosas que me gustaría hacer cuando pase todo esto. ¿Por qué? Porque esas cosas son los motivos que nos hacen  valientes, y nos permiten alejar de nuestras cabezas los nubarrones grises de dudas que algunas veces pueden asomarse.

Podría empezar diciendo que quiero hacer puenting, tirarme en paracaídas, salir de fiesta con mis amigos, entrar a una cafetería, volver a ir al cine o simplemente pasear por Gran Vía.
¿Parece muy banal?
Puede parecerlo, pero esos motivos son los que dan lugar a otros más grandes para luchar esta guerra. Obviamente quiero volver a la universidad y acabar la carrera. Quiero viajar, viajar y viajar, y viajar más aún. Sueño con volver a verme con mi aspecto físico de antes, sentirme guapo. Necesito ganar esta partida para poder tener el tiempo suficiente que precisaré para agradecer a quienes han ido dando paso a paso conmigo, desde que todo esto empezó, y que son el motor que me mueven. Y  necesito ganar esta partida para que, cuando por desgracia otra persona comience a atravesar el túnel por el que yo camino, y por el que muchos caminamos, vea en mis ojos, en nuestros ojos, el reflejo de la luz que indica el final. Y sepa que se puede... siendo un pelón valiente, claro está.

Éstos son sólo algunos motivos de los muchos que tengo para saber que ya queda menos, porque por mí no va a faltar.
¿Cuáles son los tuyos?


Felices Fiestas pelones, sobre todo a los que no podáis pasarlas en casa.



Foto: Primer ingreso.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Día 147

La leucemia es una compañera que por desgracia un día llama a nuestra puerta y nos obliga a luchar para poder vivir. La vida, algo tan, tan, tan genial y bonito como poco valorado al mismo tiempo, hasta que oyes el maldito "toc-toc".

Entonces, hasta ese día en el que despidamos con una patada en el culo a este mal sueño, no debemos, si no que tenemos que ser VALIENTES. Porque podremos tener algunas virtudes y muchos defectos, cosas buenas y malas, pero hay algo que no nos puede negar nadie: somos auténticos valientes. 
Y ser valiente no es fácil, al contrario, pero merece la pena.

Hoy comienzo con este blog porque somos muchos los que estamos peleando contra una Leucemia, un Linfoma, un Mieloma o un Síndrome Mielodísplásico, y en definitiva, contra el CÁNCER, una palabra que da miedo. 
Se necesitan muchísimas fuerzas y ganas para poder ganar esta partida, y algunos de vosotros, por una cosa o la otra, habréis pensado en tirar la toalla alguna vez. Eso es algo que no podemos permitirnos ninguno, y digo permitirnos, porque yo también he sentido el vértigo de esa montaña rusa que de repente cae en picado porque el túnel se ve enorme, sin luz. Eterno.
Los días que pasamos horrorosamente mal por un ciclo, una punción o simplemente por los recuerdos de esa vida que hemos dejado de lado, han de merecer la pena, ¿cómo? fácil, pensando en que esta lucha sólo se realiza con UN objetivo, que es un camino que recorremos única y exclusivamente para llegar a UNA meta. No hay más opciones que el "YO SI SALGO DE ÉSTA". Y no cabe más opción, prohibido dudar.

Escribo para reírnos juntos con y de la enfermedad, porque no se merece menos. Para dar ese empujoncito a quién lo necesite, y para poder compartir esta experiencia. 
Mucha gente trata de ayudarnos y comprendernos: familia, amigos, incluso los médicos, pero antes o después acabamos descubriendo que ellos, aunque quieren, no pueden sentir como nosotros esto que sentimos. ¿Qué mejor que nosotros, los pacientes, nos ayudemos? Nadie nos va a entender tan bien, y lo sé porque ésta idea me la dio el visitar http://www.aeal.es/ (la página de la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia) y http://www.fcarreras.org/es (la página de la Fundación Josep Carreras contra la Leucemia) en la que he contactado con gente que me ha ayudado mucho. Ahora siento que debo ser yo quien ayude, y bueno, aporto mi granito de arena y éstas letras para quien quiera unirse, a éste "diario de a bordo" que tanto tiempo me ha costado decidir realizar:


Mi historia comienza así:
Hola, me llamo Elías, tengo 20 años y soy de Alcalá de Henares...

...dentro de una semana hace cinco meses que me diagnosticaron una Leucemia Aguda Linfoblástica de tipo T (LAL), el diez de julio de 2010, nunca olvidaré ese día.
Aún tenía 19 años y de la noche a la mañana, sin esperarlo y acudiendo a urgencias por encontrarme simplemente cansado (muy cansado, por lo que me habían dicho tres semanas antes que era una mononucleosis vírica) una doctora me dio la peor noticia de mi vida. Lloré, sí, lloré muchísimo. Pensé que todo se acababa. Me vi ingresado inmediatamente. Nunca imaginas, ni remotamente, que te pueda tocar a tí, y ya ves... puede. Y te toca.
En los siguientes 23 días no salí del hospital, ni si quiera de la habitación. Me aislaron, y durante aquel tiempo me fui familirizando con los primeros ciclos, las primeras biopsias y punciones. Vamos, la leche.
Pero empecé mi tratamiento con lo que yo considero una pequeña gran victoria: la enfermedad iba y va a decidir por mí muchas de las cosas que puedo y no puedo hacer. Bien, pues no siempre es así, a los 4 días me había rapado. A a mí el pelo no se me iba a caer, me lo cortaba yo porque "quería". Una amiga de mi madre me hizo dar el paso. Y ahora sé que fue un gran paso.
A todo esto preguntándome la misma cuestión que me ha perseguido estos meses: ¿por qué yo? ¿por qué a mí? Pero los doctores siempre igual: no hay ningún motivo, es azar, suerte...
Sólo quería salir de allí y volver a casa, y eso que mi habitación parecía un hotel: PlayStation, nevera, ordenador, tostador... como si estuviese de excursión, vaya.

El dos de de agosto, coincidiendo con mi cumpleaños, mis veinte, me dieron el alta: por sorpresa, de regalo. Un día genial. 
Sólo quince días para dormir en mi cama y coger el aire que no entraba en la habitación de aislamiento, pero los aproveché todo lo que pude.
Volver al hospital me daba miedo, pánico. Pero algo irracional, y durante los dos primeros ciclos de Remisión, lo pasé bastante mal cuando tenía que dejar mi casa, además con mucha rabia, porque podía pasar muy poco tiempo en ella, como una semana al mes, porque me entraba fiebre en el periodo de neutropenia o los dolores de huesos que provocan el neulasta y el neupogen me hacían ingresar.
Ahora... ahora no me da miedo. El hospital me da seguridad, y cuándo me encuentro mal, me falta tiempo para ir, y cuándo me toca ciclo, pues voy para quitarme otro de encima y tan contento (bueno, o algo parecido).

Después de tanto tiempo, y de camino al quinto ciclo de Remisión, aunque me rapé, el pelo me creció, pero se me cayó, y al final decidí que ser un completo pelón, era lo mejor... otra vez la moto, a fondo, jajaja. Siento el frío como en mi vida, y me brilla la calva más que nunca. No me hubiese imaginado en plan bolita de billar, y mirad. Hace dos días me quedaban dos pestañas, ahora una. Y las cejas también se cae, pero... ¿y qué?
Los mofletes y los michelines ahí están... entre medicación y reposo ¡madre mía! pero... ¿y lo guapos y sexys que estaremos cuándo nos recuperemos? Vamos a reírnos, que es mejor.

Aunque no siempre me estoy riendo, esto es muy difícil y he llorado muchísimo. La rabia me ha reconcomido por dentro días y días. El miedo es horrible, posiblemente lo peor de todo, y también lo he sentido, y además en cantidades industriales, pero no... desde hace un tiempo prefiero echarle un par de sonrisas al asunto y tirar pa' lante, porque sé que mis malos días van a merecer la pena. Y los tuyos también.

Intentaré actualizar lo más a menudo posible, pero ya se sabe que cuándo no es un dolor de cabeza, es de tripa. Cuando no, diarrea. Cuando no, malestar general o simplemente desgana. Pero me comprometo; y espero que al menos estas líneas le sirvan a una sola persona, que ya es mucho.

Ganas y fuerza pelones, ¡que podemos con ésto y con lo que se nos ponga por delante!




Foto: Tras raparme por primera vez, sin mofletes aún, jaja.